15.8.11

María Inés Aldaburu

Actuando "Evita vive" de Néstor Perlongher.
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[...] "Compañeros, compañeros, quieren llevar presa a Evita" por el pasillo. La gente de las otras piezas empezó a asomarse para verla, y una vieja salió gritando: "Evita, Evita vino desde el cielo". La cosa es que los canas se las tomaron, largaron a los dos pendejos que encima se hacían muy los chetos, y ella se fue caminando muy tranquila con el flaco, diciéndole a la gente que estaba en el patio primero y después en la puerta: "Grasitas, grasitas míos, Evita lo vigila todo, Evita va a volver por este barrio y por todos los barrios para que no les hagan nada a sus descamisados". Chau loco, hasta los viejos lloraban, algunos se le querían acercar, pero ella les decía: "Ahora debo irme, debo volver al cielo" decía Evita. Nosotros nos quedamos quemando un poco más y ya nos íbamos, entonces algunas tipas nos hicieron pasar a las habitaciones para que les contáramos –las mismas que hasta hacía una hora nos habían hecho una guerra que no podía ser–. Jaime y yo les hicimos toda una historieta: ella decía que había que drogarse porque se era muy infeliz, y chau, loco, si te quedabas down era imbancable. Claro, la gente no nos entendía, pero como no estábamos haciendo laburo de base sino sólo public relations para tener un lugar no pálido donde tripear, no nos importaba. Estábamos relocos y las viejas déle coparse con el llanto, nosotros les pedimos que ese bajón de anfeta lo cortaran, sí, total, Evita iba a volver: había ido a hacer un rescate y ya venía, ella quería repartirle un lote de marihuana a cada pobre para que todos los humildes andaran superbien, y nadie se comiera una pálida más, loco, ni un bife.

10.8.11

Osvaldo Baigorria

Leyendo un artículo que Néstor Perlongher escribió para la revista Cerdos&Peces y cartas que Osvaldo recibió de Néstor entre 1978 y 1986. Estas cartas están compiladas en el libro Un barroco de trinchera (Mansalva) y son crónicas de batalla atravesadas por la guerra de Malvinas, los estertores de la última dictadura militar, la lucha por la igualdad de las minorías, su exilio político y sexual en Brasil, sus acciones de poeta inédito hasta la posterior circulación de su obra.

6.8.11

Ioshua

Leyendo "Los jóvenes" (1953) de Carlos Correas.
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A la una de la mañana el Anchor languidecía. En el mostrador del bar, varios putitos de calzoncillos anatómicos beben Coca-Cola. Junto al piano bailotean torpemente dos ingleses de porongas lechosas. Los farolitos rojos dan la justa luz para ese pequeño quilombo de pajeros. Mesitas alcahuetas y lustraditas, mozos con aire de perros, espejos estratégicos para que los putitos se deseen de reojo. En una mesa, alrededor de un podrido olor a pescado, hay una hembra fermentando. En la pared del fondo, una lámina vieja de Elizabeth y Felipe de Edimburgo (se comentaba que Felipe ya no se la da más por el culo porque Elizabeth se tiraba muchos pedos y como es sabido, los de Elizabeth Arden). Y en el aire un crepitar bullicioso, una guasca hecha polvo brillante y estrellado.

3.8.11

María Moreno

Leyendo crónicas de Enrique Raab.
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Me siento muy orgullosa de participar de esta lectura. Enrique Raab, Carlos Correas y Néstor Perlongher vivieron la experiencia gay, uso la palabra operativamente y segura de que entre ellos hubiera generado más de un debate en fricción con sus lecturas de Marx. La negociaron de distintas maneras: Raab pensó que la política sexual estaba en el mañana de la revolución, Correas tuvo su guía en Los caminos de la libertad, de Sartre, y Perlongher se atrevió a articular deseo y revolución en la misma palabra: política [...]

1.8.11

Cuerito 'e chancho

Julián López leyendo el editorial con que comenzamos el banquete.
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Hoy es una velada especial de nuestro ciclo dedicada a rescatar la obra y la figura de Carlos Correas, Enrique Raab y Néstor Perlongher, que para nosotros no son solamente narrador, cronista y poeta, sino también pensadores de sí mismos y del mundo que los rodeaba.
Los tres eran putos. Los tres están muertos. Y en esas muertes nosotros leemos algo concentradamente argentino. Enrique Raab fue secuestrado, torturado y asesinado en la ESMA. Néstor Perlongher murió de sida en San Pablo, en una continuación del exilio de los 70. Carlos Correas se cortó las venas y se tiró al vacío desde una ventana de su casa. Un suicida ansioso, que no pudo esperar a desangrarse y que no quiso sumar otro fracaso. Pensamos que dejaron una marca muy profunda en la cultura argentina, acaso latinoamericana, de la que todavía no nos apropiamos. Por eso es difícil tener una dimensión de los alcances políticos-literarios de su obra. Pero más allá de cualquier lectura que podamos hacer, son escritores extraordinarios. Carne de Chancho suele ser una provocación desdeñosa con que los machitos reafirman que “ellos no”, pero a nosotros NOS ENCANTA LA CARNE DE CHANCHO. Tengan todos muy buenas noches, muy buen provecho y que la pasen muy bien.

Calentando motores...

Vacayendo gente al baile a manducar la carne de chancho.