27.8.09

Mariana Suozzo

Si en medio de la noche se dispersa el humo y en la cama hay bichos bolita o en el sueño arañas, si encendés la luz y todas las habitaciones de la nave permanecen oscuras el incendio puede pasar desapercibido en la luz de otros fuegos porque en el sueño hubo bichos y en la cama arañas y muchas veces encendiste la luz y todo permaneció oscuro pero nunca algo en tu habitación ardió. [...]
Mark en el espacio, de editorial Huesos de jibia

26.8.09

Carlos Moreira

[...] Mire, volviendo a lo nuestro, señor. A todos los voluntarios, a todos los que se nos ocurrió la infausta idea de trabajar para la comunidad, porque tenemos una poderosa vocación en ese sentido, siempre se nos atribuye un pasado de sinsabores. Es una leyenda que consiste en haber sobrevivido a una gran catástrofe personal. preferentemente de índole amorosa, para luego entregar nuestro destino a una causa humanitaria, si no redentora, sí desinteresada. Lo piensan todos. No sé de dónde surgió la ocurrencia. Siempre, hay alguno al que, por ejemplo, ayudándolo a huir de su habitación en llamas, piensa de mí "¡pobre solterón!"... mientras, a duras penas, lo acarreo sobre mis espaldas... Bienvenida la inmensa fortuna de no estar a la espera de agradecimientos y retribuciones. Yo no lo estoy. Creo que el verdadero amor por el otro es práctico. Uno lo cumple y luego se marcha, retoma el camino sin la fantasía de que un sentimental chistido a nuestras espaldas es inminente, y que nos será devuelto con creces lo que habíamos dado hace un instante. [...]
El pueblo de los ratones, editorial Paradiso.

25.8.09

Juan José Becerra

La primera señal es la de que en Asunción no hay nada. Nada de nada. Me lo habían dicho y me pareció comprobarlo al llegar. Podían verse los huecos de esa nada en su toponimia insuficiente, en los silencios que invadían las calles en oleajes discontinuos y en sus habitantes, indiferentes al arte ciudadano de reportar mitos. De la actualidad móvil e ilegible de la ciudad, por la que se escurría sin ninguna precisión la historia del Paraguay y el sentido patriótico que le da relieve turístico a todas las naciones, me fueron llegando algunas partículas transmitidas por un taxista según su modo paraguayo de narrar. Un canto suave, alejado de cualquier afirmación, como recordándome que la realidad es, en el fondo, una conjetura a la que se le tiene fe [...] ¿Acaso no es preferible un país de barro a un país de piedra?, en la revista Transatlántico.

24.8.09

José Gabriel Ceballos

Tía Chelita era blanca, oh, tan blanca como gorda, una gorda de talco.
A veces me vuelve este recuerdo: ella está en la tertulia vespertina, en la sala que madre reservaba para ocasiones especiales. Sé que es allí pues esas reuniones ocurrían siempre allí mientras permanecían tía Chelita y tía Olimpia (venidas juntas desde Concordia; la segunda, viuda de un gendarme), y por el cortinaje donde se dibujan rectángulos de luz y por los muebles. Anochece, seguramente. La penumbra funde las formas pero tía Chelita emerge nítida por su blancura. Luego, ella sola queda visible; los ojos brillantes, los labios muy rojos en un movimiento intermitente que cada tanto también le frunce la nariz recta y pequeña, sin relación con los formidables cachetes. Entiéndase: digo blancura y no palidez, una blancura que un rodete negrísimo hacía aun más blanca [...] Mariposa azul, en Fabulario de Buenavista.

21.8.09

Shhshhshh...

¿Qué hacemos con tanta primavera como estalló anoche en La Tribu? Ustedes, queridos amigos, sabrán guardar el secreto hasta el 21 de setiembre; traten de seguir con sus vidas y aparentar que seguimos en invierno. Cuando se queden solos, saquen del placard alguna de las ropas que llevaban anoche, sacudan la prenda en cuestión y déjense embriagar otra vez por los néctares primaverales, las purpurinas, los pétalos, los perfumes florales, los aromas de las hierbas salvajes. Déjense acariciar por la mariposa azul de Ceballos, sientan la brisa del río al paso del récordman Laiácono; anímense a flotar otra vez en el espacio con Mark y Mariana Suozzo; déjense atravesar por el calor pegajoso de la Asunción de Becerra; y si ven algún ratoncillo en la casa, escuchen con suma atención al pequeño bigotudo porque, quién sabe, Moreira hable por su boca y, entonces, valdrá la pena escuchar a ese ratón.
Estamos agotados y felices. Agradecidos con ustedes que siguen llenando el bar y encerrándose con nosotros dos o tres horas para celebrar la poesía y la narrativa. Y profundamente conmovidos por la generosidad de los cuatro escritores que nos acompañaron anoche.
Pronto verán fotos y videos de la Colección Primavera. Ahora, por favor, déjennos dormir una siesta!

19.8.09

Esta Noche en La Tribu [...]

Ciclo Carne Argentina presenta Colección primavera Juan José Becerra/Mariana Suozzo/Carlos Moreira ...y desde Corrientes José Gabriel Ceballos hoy 20.30 Bar de La Tribu [Lambaré 873] Entrada gratis

El visitante

Conocí los relatos de Ceballos hace más de 10 años. Entonces yo vivía en Paraná y Juan Menneguín (uno de los mejores poetas de Entre Ríos y, sin dudas, el mejor de los nacidos en Concordia) que dirigía la editorial Río de los Pájaros y sabía de mi inclinación a la narrativa, me regaló varios libros de cuentos editados por su sello. Entre ellos tres de Ceballos: Ángel de la guarda, Interior de los pájaros, y Allá siempre baila la muerte (¿no es un título hermoso?). Menneguín me advirtió que leyera con especial atención a Ceballos.
En esa época yo creía: a- que para ser escritor había que vivir en Buenos Aires; b- que debía borrar todo rastro de provincianismo si quería que mis relatos fuesen "universales".
Gracias a Ceballos, desterré esas dos ideas absurdas de mi cabecita tonta. Ceballos, un escritor que se me develaba enorme y maravilloso, vivía en Alvear, un pueblito correntino en la frontera con Brasil, y esos relatos que tanto me encantaron estaban escritos desde y con el corazón de la Argentina profunda: hombres viejos que rejuvenecen solazándose en el amor de una jovencita que podría ser su nieta, personajes de la mitología del nordeste como el yaci-yateré haciendo tratos con capataces de estancia, contrabandistas, asesinos a sueldo, la travestti reina de los carnavales que huye del pueblo con un viajante.
Cuando terminé de leer sus libros, le escribí una carta a Ceballos en la que le hablaría, seguramente, de mi admiración. Nunca mandé esa carta y hace unos años la encontré adentro de uno de los libros: estaba escrita a mano con la letra que tenía en esos años, bastante más legible que la que tengo ahora que, excepto las notas del supermercado, no escribo a mano nunca. Esta tarde volví a buscar esa carta, esperaba que estuviera allí todavía, esperaba poder entregársela en mano a su destinatario, mañana, con doce o trece años de atraso. Pero se ve que alguna vez presté sus libros y la guardé en otra parte. O que la tiré, mujer de poca fe, pensando que nunca iba a cruzarme con Ceballos en esta vida. Es una lástima.
Hace unos años, una noche, íbamos con mi novio en el auto y puse la rock and pop, un programa de esos nocturnos que creo que conducía Alejandro Lingentti: estaban entrevistando a un escritor y ese escritor era Ceballos, que había ganado un premio muy importante en España. Escuché el resto de la entrevista con la alegría de quien reencuentra a un viejo amigo, después de mucho tiempo, flotando en el éter. Esa noche, Ceballos estaba en Buenos Aires igual que yo, pero tampoco nos cruzaríamos.
Por fin mañana podré darle un abrazo después de todos estos años. Y, por encima de todas las cosas, tendré el placer de compartirlo con ustedes, el querido público del ciclo cárnico. Creo que se merecen mutuamente, ustedes y Ceballos.

18.8.09

El cronista de la pampa carnívora

Juan José Becerra y nosotros tenemos algo en común. La carne. La carne argentina. En 2008 Arty Latino le editó Vaca: un viaje a la pampa carnívora, primer libro sobre la historia de la vaca escrito en el país. CARNE VIVA, CARNE CRUDA, CARNE ASADA. Tres momentos de un mismo objeto: la vaca. ¿Cómo es la peregrinación que parte de este "mamífero pasivo de dos dedos" hasta el asado como manjar criollo? ¿Dónde empieza todo? Becerra nace en Junín, “esa ciudad insular rodeada de vacas... atrapadas allí como una especie de naturaleza muerta”, y sale a conocer el lado salvaje de la cultura. Con una provocativa visión sobre El matadero de Echeverría y muchas historias no contadas construye una genealogía del asado. En este ensayo literario, como en sus afiladísimos artículos para Inrockutibles o los textos de su libro Grasa, nos regala una prosa precisa y punzante, que va y viene entre el ensayo, la investigación y la ficción. Enhorabuena. Por fin una voz que canta al rumiante que supo convertirse en alimento y emblema de la nación. Por fin una voz que clama: ¡Por favor, no gourmeticen el asado!

La invitada de la noche

Una de las costumbres en la poesía de los últimos años es una suerte de invocación a la inocencia. La apelación a un juego de palabras menos "comprometido", que permita un nivel asociativo que incluya marcas generacionales y que, a la vez, recurra a escrituras menos cerradas y encriptadas en el universo poético de lo personal. A veces eso logra suceder, pero es más frecuente que el intento se vuelva paradojal y que toda insignificancia se acogote hasta ser poetizada (asesiné a mi padre /ahora me como un yogur). Mariana Suozzo maneja con enorme solvencia el entre (tal vez la clave), echa mano de eso y puede hablar con el técnico que tarda tanto en repararle la heladera como si esperara a su propio Godot. Sus versos dan cuenta de lo ordinario y la lírica baja unas cuantas octavas para estrellarse contra los gritos de la vecina de arriba; Suozzo se mueve en un espacio que mezcla mundos y lo hace de manera sorprendente y asertiva. Su poesía va y viene en una especie de negociación que te deja una sonrisa en la cara y que también dialoga (¡al fin el intento funciona y no se vuelve estúpido!); siempre habla de otra cosa. Un verdadero deleite que de seguro abrirá el paladar del exigente público cárnico que tomará nota y querrá agenciarse Mark en el espacio, el libro que Huesos de Jibia le editó a la escritora en 2007.

17.8.09

Invitado de lujo

Quien conozca la escritura de Carlos Moreira sabe que asomarse a esa pluma es prueba de verdad. Sus poemas o relatos derrochan estilo pero están lejos de convertirse en manierismos de moda; son sofisticados y a la vez reconocibles y por tanto entrañables. A los Carne nos llena de emoción sumarlo al encuentro y sabemos que este jueves va a ser una fiesta escuchar su voz y tenerlo ahí para nosotros. Aquí, el comienzo de Viendo las estrellas, primer monólogo de El pueblo de los ratones, un hermoso Moreira que da cuenta de lo que aquí decimos y que editó Paradiso en 2008. Soy una tira de asado que viaja por los espacios infinitos como una saeta en busca de su diana. A un costado brilla el rojizo Marte. Al otro, la nebulosa perla de Venus. Frente a mí, Saturno, hacia donde me encamino con mi carnaza y mis blancos huesitos. No floto, nado. Me sumerjo, doy grandes brazadas como un pájaro de enorme y emplumada envergadura. Hacia delante siempre, sin el pesado lastre de la personalidad. Como un flechazo que se llevara la carne consigo, en lugar de clavarse inmóvil sobre un pecho sangriento...

9.8.09

¡Carne Argentina trae la Primavera!

Queridas terneritas: Carne Argentina insiste en invitar a su parrilla de la mejor achura. Este jueves 20 nos acompañarán la deliciosa Mariana Souzzo con su poesía de batón espacial, la crónica lúcida y sensible de Juan José Becerra, la sofisticación de la rara joya que trae el poeta Carlos Moreira y la hermosa visita del correntino José Gabriel Ceballos que nos llena de alegría y que viene especialmente a compartir sus cuentos sobre el río. Quedan todos cordialmente invitados, hasta entonces.
Ciclo Carne Argentina presenta
Colección primavera
Juan José Becerra/Mariana Suozzo/Carlos Moreira
...y desde Corrientes
José Gabriel Ceballos
Jueves 20 de agosto, 20.30
Bar de La Tribu [Lambaré 873]
Entrada gratis